(Por Juan Pablo S. | San Pedro de La Paz)
Ya que estamos empapados de viejas ideologías en nuestro país, vendría a bien revisar la cuestión de las bases del comunismo en un formato histórico breve y simple.
Salvando varios detalles técnicos, el comunismo es una ideología que tiene su origen en una teoría de la ciencia económica que está mal de base. La cuestión central de la discusión comienza con lo que en economía clásica se llama la teoría de la explotación, y ésta a su vez deriva de la teoría del valor-trabajo. ¿Qué da el valor a las cosas? Esta es una pregunta simple y potente en economía. Los europeos de antes de 1700 (antes de la revolución Industrial) reflexionaron que el valor de las cosas queda dicho, principalmente, por las reglas de la transacción en libre mercado. Es un valor subjetivo a fin de cuentas, por necesidades o gustos en la decisión del individuo.
Mucho tiempo después, ya con el advenimiento de las primeras industrias de algodón, lana, cuero, etc., un inglés, Adam Smith, reflexionó que la sofisticación en la fabricación, o dificultad en adquirir algún bien, como una joya, por ejemplo, jugaba un rol importante a la hora de determinar su valor. Aún más, las fábricas relativizaban el esfuerzo haciéndolo mínimo. Por lo tanto, reflexionó que es el “trabajo” detrás del objeto, lo que determina el coste real de las cosas, no la subjetividad.
Estas reflexiones fueron tomadas dos siglos después por Karl Max y Engels, quienes ya en auge de la explotación y la industrialización, consideraron estas nuevas teorías como argumentos demasiado importantes que debían ser traídos a discusión en la defensa de la explotación de los trabajadores. Se fundó así el Manifiesto Comunista y toda la ideología tomó rápido movimiento popular porque había una recepción emotiva detrás muy potente. Pasó luego a deformaciones radicales como las de Lenin y Stalin, que pasaron de argumentos de explotación en el trabajo industrial a niveles de sociedad explotada por el mercado mismo como una gran modelo de industria, sobre el cual se abogó por la lucha de las demandas sociales, el poder sindical, la defensa contra la lucha de clases, etc. separándose así de la discusión científica inicial de la teoría de base económica. Así, sucedió que las bases nunca fueron revisadas.
A veces es bueno exponer ejemplos exagerados porque ayudan a una mejor comprensión del fenómeno: Si un bien tiene un valor infinito porque tuvo un nivel infinito de esfuerzo de fabricación, entonces debiera venderse a un precio infinitamente caro. El mercado dirá que ese bien simplemente no puede venderse, luego, el precio de este bien tiene que bajar a fin de poder venderse, hasta llegar al mínimo ridículo que incluso tendrá que regalarse con tal de ser transado. Con este simple ejercicio, se demuestra que el libre mercado no tiene memoria o conocimiento del bien adquirido, no le importa o no sabe sobre su origen. El austriaco Carl Menger alcanzó varias reflexiones sobre esto ya en pleno siglo XIX, igual como los pensadores del siglo XVI, que tenían mejores argumentos, al final, que los posteriores dos siglos tarde. El valor de las cosas tiene, principalmente, un componente de valor subjetivo en la decisión del individuo, concluyó Menger. Dejando así fuera de base económica a la ideología comunista. No puede plantarse un modelo económico con esta base, el resultado será inequívoco por eso.
Aparte son los asuntos de las siempre llamadas 'demandas' sociales, que tienen solución más próximo a lo técnico, legislativo y jurídico. Estos asuntos no son la base del comunismo, su base es teoría económica mal diagnosticada, pero se usa todo el tiempo como su mayor recurso ideológico.
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