(Por Jorge García, de Chiloé)
Votemos el Apruebo, querides compañeres.
Votemos el Apruebo: un mejor Chile viene.
Votemos el Apruebo: se abren las alamedas.
Votemos el Apruebo: la Dignidad ya llega.
Tenemos la cultura y el arte en nuestro lado,
lo mismo que a la prensa: “incidentes aislados”.
Ya hicimos que les niñes comiencen a aprender
que es mugre la bandera y un superhombre el Ché.
Y que ardan las iglesias que solo así iluminan;
no es pecado el aborto sino elección de vida.
No necesita a Dios quien ya está subsidiado,
o quien viva de sus padres y adore al Matapacos.
Nos acusan de flojos y de copos de nieve,
que alegamos del hambre y nos compramos teles.
Pero sí fue trabajo hacer tiras el metro:
merecemos descanso, jugando pleiesteichon.
¿Y qué si algunos pocos no llegan a la pega?
Mírenos, es posible vivir de las protestas.
Se llama hoy Dignidad la antigua Baquedano,
la bautizamos con grafitis y meados.
Quien pase por ahí puede hacer un aporte,
unos pocos pesitos, solo lo que le sobre.
No nos llamen violentos si los intimidamos,
que esto es un simbolismo y todo es voluntario.
Y si no hemos dañado la sede del pecé,
es casualidad pura, tan solo se nos fue.
Porque el Chile que viene será el Chile de todes:
todes somos iguales (aunque unes más que otres).
Que a nuestra pinta escriban los Derechos Humanos,
y al que se nos resista deberemos funarlo.
Seamos insurgentes y oigamos a la Jiles:
ella habla sin maldad, por puro amor a Chile.
Que se abran las fronteras a todas las naciones,
aunque hoy refugiemos a más de dos millones.
No importa si son malos o cometen delitos,
cuando ya estén adentro, serán votos cautivos.
Que se consuma en llamas la absurda economía
y, si se acaba el pan, comeremos cenizas.
Que suprima a los pacos nuestra Constitución,
total, ya no habrá crimen, solo revolución.
Y aunque el asambleísta será el pillo de siempre,
el pobre diputado con sueldo reguleque…
esta vez, ¡ese mismo!, no intentará cagarnos.
Y aquí, lo reconozco, sí creo en los milagros.
Votemos el Apruebo, ¡nunca les mentiré!
Chile será más justo y más bella la Hertz.
Habrá paz en Arauco, y todos serán ricos.
Eso de Venezuela es culpa de los gringos.
¿Qué puede salir mal? ¡Votemos el Apruebo!
Y, si acaso fallamos, protestamos de nuevo.
Se sabe que es más fácil construir que destruir,
así dicen la Historia y el profe Baradit.
Votemos el Apruebo, aunque con precauciones,
e impidamos que emigren fachos ricos y pobres.
Porque hace medio siglo Chile se fue al carajo,
y quien reconstruyó fue el que hoy vota Rechazo.
Puedes mandarnos tu columna de opinión a:
Blog FNM, de Fundación Nueva Mente
Comments