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Tenemos que cambiar



En los últimos años, los resultados de las elecciones muestran un electorado cambiante… por decir lo menos. Lo siúticos hablan de realidades líquidas, fluidas… yo prefiero decir cambiante. Y esto nos permite sacar conclusiones respecto de los electores, pero también de los políticos.


En relación a los electores (y perdónenme porque no voy a ser diplomática): una cosa es cambiar de opinión, caer en la cuenta de algo que en el pasado no tuvimos en cuenta, darle la oportunidad de gobernar a alguien (una persona, un grupo) que antes no la tuvo, etc.


Y otra cosa muy distinta es ser volátil, frívolo, votar sin información suficiente: ir de una propuesta a otra como si estuviéramos jugando un juego de azar, apostando a ver más menos como resulta el experimento. Porque exactamente así fue elegido Boric… como apuesta.


Es importante, es urgente, que los chilenos nos tomemos el tiempo de entender lo que hay detrás de cada proyecto político.


No puede ser que personas adultas, vayan comprándose el primer activismo que les tinca o les suena cool, detrás de los cuales a veces hay, como vimos en la convención, locos, fanáticos extremistas que querían poder político y privilegios económicos, en nombre de cosas que sonaban bien.

No puede ser que porque alguien nos dice que defiende a los perritos, los gatitos, la naturaleza, las mujeres, los indígenas… le demos el voto sin mayor análisis.


Pero la culpa no es solo del elector: acá ha habido partidos políticos, candidatos, que- habiendo ganado elecciones- han sido incapaces de consolidar el éxito electoral y transformarlo en una victoria real, en un triunfo de las ideas, del proyecto político en que se cree, de lo que algunos llaman batalla cultural.


Qué mejor ejemplo que Piñera, de lo que trato de ilustrar: en lo electoral, solo éxitos. En lo políticos, puros retrocesos.


No hay que olvidar jamás: los resultados de una elección dan cuenta de la realidad tal y como es… en un instante, y por eso no bastan…


Chilenos, compatriotas, tenemos una racha ganadora.

La Convención develó el proyecto político de la ultra izquierda y dejó al descubierto lo que realmente quería para Chile…


Pero ahora la responsabilidad recae sobre la derecha… y lo que está en juego no es si se negocia o no, si se llega o no a acuerdos; esa discusión es tonta, porque tiene que ver con una formalidad (antes de pronunciarse a favor de acuerdos o negociaciones, hay que saber qué se va a negociar… o acaso nos sentaríamos a negociar y con ánimo de ceder, con un país vecino cuyas pretensiones fueran dividir en 2 al país).


Lo que está en juego tampoco es el proceso constituyente que- a fin de cuentas- la gran mayoría de los chilenos tampoco quería.


Tenemos una oportunidad única, PERO de mostrar las ideas en que creemos, sin arrogancia, pero sin complejos.


Tenemos el deber moral de compartir esa verdad que hace libres a las naciones y prósperos a sus ciudadanos.


Nos convoca el desafío de proponer cambios de fondo, también… condenar sin dudar un solo minuto, la burocracia estatal que aplasta a los más necesitados, la falta de competencia que deja sin oportunidad a los que quieren intentarlo, la pobreza, que deja a los que no pueden pagar, sin oportunidad real de elegir.


Tenemos que estar dispuestos también a dar el ejemplo: renunciar al poder, a prohibir reelecciones, a reducir sustancialmente los sueldos del mundo político, a hacer efectiva la responsabilidad de quienes, en el ejercicio de su cargo, han causado tanto daño con total impunidad.


Tenemos que atrevernos a decir lo que pensamos tal y como lo pensamos y a proponer una innovación en serio. Porque es verdad que los últimos 30 años fueron buenos, pero hoy nos toca proponer una fórmula para que los próximos sean mejores.


Y eso nos obliga a hacer cambios, estructurales, institucionales, pero en primer lugar, personales…


¿Vamos a entregarle a nuestros hijos un país mejor, si votamos con el mismo criterio que usamos cuando hacemos shopping?


Con frivolidad, no se puede.

Con ignorancia, no se puede.

Con falta de trabajo, orden y método, no se puede.


Con políticos que solo piensan en elecciones, tampoco se puede. Con gente aferrada al poder, obsesionada por tenerlo, no se puede.


Compatriotas, los invito a hacer un cambio. Y a empezar hoy mismo. Si cada uno hace lo propio, se puede!




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