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Soy blanco, de derecha, heterosexual y cristiano




Y se instaló el Consejo Constitucional. Su misión: elaborar (de nuevo) una propuesta constitucional, pero considerando el anteproyecto que presentó la comisión de ‘expertos’.

El desafío de los consejeros es grande:


En el Consejo la derecha y centro derecha detentan la mayoría, pero el anteproyecto presentado por los ‘expertos’ implica un fuerte avance cultural de la nueva izquierda, ya que incluye principios y materias que los chilenos rechazamos el 4 de septiembre recién pasado, tales como la paridad, la igualdad sustantiva, interseccionalidad, interculturalidad y derechos colectivos indígenas.


En este video, quiero explicar uno de los principios que acabo de mencionar y que es quizás el menos conocido y posiblemente uno de los más peligrosos, porque acaba de manera definitiva con la igualdad ante la ley en Chile: la interseccionalidad. ¿Y qué es la IN TER SEC CIO NA LI DAD?


Es una de esas creaciones charlatanas de los intelectuales progresistas de finales de siglo XX. Y refiere, como su nombre lo indica, a la intersección de distintos factores de discriminación (léase raza, clase, género, sexo, etnia, nacionalidad, religión, edad, etcétera), la concurrencia o presencia conjunta de dos, tres o más de esos factores, que genera una situación especial de discriminación, distinta e independiente de la que cada una de esas categorías daría a lugar por sí sola.


En simple, el principio de interseccionalidad alude a la situación de supuesta desventaja que genera la sola presencia múltiple de distintos factores de discriminación. Y ya en coloquial: es básicamente un factor multiplicador de victipuntos.


Lo explico con un ejemplo, para que se entienda bien cómo opera el principio: Supongamos que eres una mujer, lesbiana. Lo que digas, pienses o, sobre todo, sientas, será relevante, pero no tanto como lo sería si fueras mujer, lesbiana y adicionalmente, indígena.

¿Por qué? Porque si bien todas las mujeres, bajo la lógica interseccional por supuesto, son oprimidas por el patriarcado y todas las lesbianas son oprimidas por la mayoría heterosexual, la etiqueta “indígenas” añade puntos en la escala de victimización.


Entonces: la posición de víctima o el índice de victimización de la mujer lesbiana es menor que el de la mujer lesbiana indígena…y, por supuesto, mucho menor que el de la mujer lesbiana trans indígena musulmana.


Así, entre más membresías de victimización pueda uno coleccionar, más oprimido será y más alto se estará en la jerarquía de la victimización. Y, en consecuencia, más privilegios del Estado podrá reclamar.


¿Se entiende ahora el concepto y sus evidentes consecuencias? Bajo el principio de la interseccionalidad que el anteproyecto consagra, los juicios de valor que se hagan sobre nosotros, las cargas y responsabilidades que recaigan sobre nosotros, y los privilegios y derechos que podamos tener, quedarán determinados por lo que somos (o decimos ser), no por lo que hacemos. Habrá categorías de personas inimputables, y otros grupos culpables de nacimiento.


¿Y de qué depende si eres perpetuamente inocente, o responsable hasta la muerte? Repito: no de lo que haces, sino de lo que eres (o de lo que sientes que eres, o percibes que eres, o dices que eres)…


Y esto que ‘eres’ tiene que ver con tu pertenencia (o no) a aquellas identidades que el activismo de la nueva izquierda ha ungido como “históricamente oprimidas”. ¿Perteneces a alguna de esas identidades victimizadas?


Los iluminados, los titiriteros del activismo de la nueva izquierda responden: si eres mujer, homosexual, transexual, pansexual, poliamoroso, indígena, musulmán, negro, etc. hay esperanza.


Los activistas políticos de cualquiera de estos grupos, denuncian que han sido (y siguen siendo, aunque nadie lo note) víctimas de un sistema de opresión. Han sufrido la dominación por parte de los grupos que albergan a los victimarios: el patriarcado, el colonialismo e imperialismo, la supremacía blanca, el neoliberalismo, la Iglesia católica, etc).

Los individuos que son parte de estos otros grupos están, como es obvio, en el polo opuesto de la identidad de los que se declaran victimizados: para la mujer, el hombre; para el negro, el blanco; para las diversidades sexuales el heterosexual; para el pobre, el rico; para las colonias, occidente; para las religiones, el cristiano…


¿Se entiende entonces? Las víctimas, las que portan el membrete de grupo oprimido; el sistema de opresión que domina a esas víctimas; y los victimarios, operadores del sistema de opresión.


¿Con qué objetivo hacen las supuestas víctimas su denuncia? Para obtener prebendas, privilegios, empleos en el Estado, creación de subsecretarías y ministerios. En resumen, para acceder a financiamiento y poder político. Y mientras más intersección de factores de victimización se den en una persona, mejores serán sus opciones de acceder a beneficios. Mujer, negra, lesbiana, indígena, musulmana…


Aunque en realidad, este es solo un discurso, una máscara de la nueva izquierda, y por lo mismo, estas categorías te sirven solo en la medida en que seas activista de sus causas. Incluso si fuera el caso de que eres caucásico, heterosexual, rico… etc, pero eres políticamente afín a ellos, y te rindes al discurso o manifiestas una culpa, hay un lugar para ti…


Atentos: atentos entonces a quienes reclamen para sí la etiqueta de víctimas o miembros de un “grupo históricamente oprimido”.


Atentos a quienes hagan culpables de todos sus problemas a un super sistema de opresión.

Atentos, porque las autodenominadas víctimas, que pueden serlo aún sin haber sufrido un solo perjuicio concreto, reclamarán de todos nosotros, de todos aquellos que no vamos por la vida con banderitas de victimización, privilegios, cargos públicos, financiamiento y poder político.


El principio de interseccionalidad aprobado por los expertos es total y absolutamente incompatible con la igualdad ante la ley. La interseccionalidad promueve que nosotros, individuos con experiencias, pensamientos y proyectos específicos, no deberíamos ser juzgados por nuestros actos, sino por el mero hecho de ser miembros de grupos identitarios. Lo que pensamos y hacemos no importa, mientras que nuestra raza, identidad sexual y etnia serían definitorias.


Pero ¿qué puedo saber yo de estas cosas? Soy solo un hombre blanco cristiano y heterosexual.


Soy Francisco Cancino, Director de Estudios de FNM. Si estás preocupado por las cuestiones que te acabo de comentar y el resultado final de este proceso, comparte este video y suscríbete a nuestro canal para mantenerte informado.






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