La izquierda logró que la derecha dejara de apretar a Elisa Loncon con la polémica sobre sus antecedentes académicos…Y en esta noticia, en este conflicto, hay mucha tontera de la derecha y frescura de la izquierda.
Hay tontera en la derecha porque han puesto el foco del asunto en cuestiones que, si bien son relevantes (como la transparencia e igualdad ante la ley), no es lo que políticamente debería importarnos más.
Loncon el día de mañana va a mostrar sus credenciales o la USACH probará que el año sabático está en regla, ¿y qué? ¿Ahí se acaba todo para la oposición? ¿Era ese el único punto que les interesaba hacer notar?
Bueno, y como les decía, ante la tontera de la derecha, está la frescura de la izquierda. Digo frescura porque lo que ha hecho la izquierda para defender a Elisa Loncon ha sido hacer uso de artimañas retóricas, ha echado mano al típico discurso victimizante, ha preferido, como es característico en la forma progresista de hacer política, renunciar a pensar.
“Eso es racismo, clasismo, misoginia”. “Me critican porque mis apellidos son Loncon Antileo”. Es el mismo estilo de defensa que tuvieron con la guía del Ministerio de Educación que busca sexualizar a niños de prekínder: nos dicen que es para “prevenir abusos”. Artimañas…
Bueno, frente a la tontera de la derecha y la frescura de la izquierda, frente a las bombas de humo que unos y otros crean, lo que nosotros debemos ser capaces de relevar es lo políticamente más importante en toda esta polémica. Que no son los antecedentes académicos, ni los cartones de la señora Loncon…. Más importante, y atención con esto, es el hecho de que la ex Presidente de la Convención Constitucional se tome un año sabático con goce de sueldo, pagado por todos nosotros los chilenos, para difundir internacionalmente su agenda de activismo indigenista, desde el Río Sena mirando la Torre Eiffel.
¿Por qué creen que el Presidente Boric y sus parlamentarios del PC y FA salieron a defender corporativamente a Elisa Loncon?
El Presidente Boric toma tiempo de la cuenta pública para defender airadamente a Loncon no por ser una líder insustituible e indispensable, no por la persona misma de Elisa Loncon. Claro que no. Lo que la izquierda se jugó en esta polémica es un paradigma, es un elemento integrante y fundamental de su agenda.
La izquierda sabe que el paradigma del activismo indigenista ha sufrido dos derrotas casi terminales: el 4 de septiembre y el 7 de mayo. Y que, en consecuencia, defender a Loncon, es defender dicha agenda….es defender uno de los pilares que sostienen a su nuevo sujeto político. Que recordemos, ya no es el proletario, sino esta suma de colectivos identitarios: el activismo indígena, el activismo LGBTQ+, el activismo feminista, el activismo ecologista y el activismo animalista.
Por eso, insisto, defender a Loncon significa defender un pilar de su agenda que está por quebrarse. Y esto no es solo en Chile. La nueva izquierda se mueve en códigos identitarios aquí y en todo el mundo. Y últimamente están sufriendo muchas derrotas: las mencionadas en Chile, la de Podemos en España el domingo pasado y la de Syriza en Grecia hace dos fines de semana.
Hecho este punto… ¿Cómo es que se explica que los expertos negociadores de la derecha en la Comisión de Expertos hayan decidido darle un respiro a la agenda del activismo indígena? Porque así fue. Para los que no han seguido el nuevo proceso constituyente de cerca, les cuento que la Comisión de Expertos, con la venia de los negociadores de derecha incluidos, insiste con la agenda de los activistas del indigenismo al incluir dentro del texto los “derechos colectivos indígenas”.
¿Y por qué la derecha cede ante esto? Bueno, hay muchas explicaciones posibles, entre ellas, primero, la desconexión profunda. No hay que ser demasiado deslumbrante para notar que los Republicanos ganaron en la Araucanía, que Kast obtuvo el 60% de los votos en esa región y que el Rechazo arrasó con un 73%. Ni les cuento las comunas azotadas por terrorismo y activismo indigenista: en Ercilla un 72% de los votos fue para el Rechazo y un 70% para los Republicanos; en Tirúa un 77% para el Rechazo y 65% para Republicanos; en Cañete 77% para el Rechazo y 54% Republicanos. El rechazo a las políticas del activismo indigenista es evidente.
Otra razón para que la derecha compre los marcos de la agenda indigenista, y que quizás no hemos desarrollado bien, pero es, en parte, la que mejor explica esta cuestión, es la vocación de perdedor que caracteriza a la derecha chilena. Y con la agenda indigenista exponen esta cuestión de manera muy palmaria: porque no solo adoptan la agenda del adversario, sino aquella parte de la agenda del adversario que fracasó estrepitosamente. Como decía: vocación de perdedores.
Por último, y además de la desconexión y la vocación de perdedor, existe en los negociadores de la derecha un sentimiento de culpa inmenso. Pero para explicar eso necesito de un par de horas.
En fin, insisto con Loncon y la vuelvo a traer a la discusión pública de la semana porque considero relevante que enmarquemos este tipo de polémicas en algo que trasciende al personaje, que va mucho más allá de cuestiones de probidad administrativa. Loncon es el símbolo de un tipo de activismo, y su caída representa un golpe a una agenda política, a la agenda identitaria de la nueva izquierda.
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