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La nueva Descartes chilena, “existe, pero no piensa”

Por Benjamín Escobedo (Teólogo e Investigador de Historia)

Escritor para Latinoamérica (Monte Alto Editorial)

Columnista de Fundación Nueva Mente (FNM)

Lic. Teología

Lic. © Historia


Hace algunos días, pudimos observar a una de las periodistas con más años de trayectoria en Chile enfrentando un conflicto que abre espacio a un diálogo político, social y comunicacional: su nombre es Paulina Allende. Esta profesional ha trabajado en diversas investigaciones, reportajes y programas de gran éxito periodístico en nuestro país. Sin embargo, un error público podría dañar su imagen e inscribir cuestionamientos agudos sobre aquellas opiniones e interpelaciones relacionadas a su ejercicio profesional. Por ello, mi columna de esta semana se titula “Paulina Allende: La nueva Descartes chilena: 'existe, pero no piensa'”.


Primero, en el último tiempo, la periodista ha sido una fuerte defensora del gobierno actual, investigando las problemáticas de la ciudadanía y las demandas del denominado “pueblo”. No obstante, la ex empleada del canal Mega habría sido desvinculada por referirse a Daniel Palma como “paco” (entre paréntesis), un motivo irreparable según los antecedentes dados a conocer. Ahora bien, el tema realmente importante no es el cese de sus funciones, sino el motivo detrás de ello. Desde un enfoque político, divisamos continuamente sesgos ideológicos en cierto grupo de periodistas chilenos, incluso tensionando un debate público que a estas alturas parece más alineado con las declaraciones del Ejecutivo que con las demandas del ciudadano común. Las ocurrencias de la periodista vienen a dibujar un imaginario que no contribuye en absoluto al proceso de establecer vínculos entre Chile y Carabineros de Chile. Tal vez, dicha periodista olvidó que el lenguaje construye realidad; un error que le pasó la cuenta indudablemente.


Segundo, varios periodistas y comunicadores cuestionaron fuertemente la decisión del canal privado (Mega), y aún más, proyectaron interpelaciones en relación a la libertad de expresión. Este domingo, el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, se refirió al hecho en el programa Mesa Central de Canal 13, donde señaló que la autoridad no puede condicionar la libertad de prensa. Por tanto, desde el punto de vista social, la democracia y la libertad son garantes indiscutidos de lo público. No obstante, deben ser verosímiles al respeto, tolerancia y diálogo; en esta ocasión, aspectos “olvidados” por la periodista de 53 años. La ciudadanía no se construye sobre reflexiones desafortunadas, sesgadas y con fuertes tintes de rencor político; por el contrario, necesitamos avanzar hacia el perdón y eliminar el discurso de odio frente a nuestras autoridades de orden público, como Carabineros de Chile.


Tercero, desde un punto de vista comunicacional, es muy pertinente que no se restrinjan las opiniones independientemente del género, sexo y línea política adscrita. Sin embargo, es urgente establecer límites en las apreciaciones públicas, no editoriales. Por último, una de las figuras claves para cimentar las bases de los poderes del Estado, a partir de la Revolución Francesa, fue Montesquieu, filósofo y jurista francés cuya obra se desarrolla en el contexto del movimiento intelectual y cultural conocido como la Ilustración. Los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial son fundamentales para el denominado orden público, una dimensión que parece haber sido pasada por alto por la periodista Paulina Allende al referirse a la institución de Carabineros como “pacos”. Estos hechos no contribuyen al diálogo cívico. Ojalá haya sido un percance y sirva como insumo para no repetir una misma premisa en Chile: “Paulina Allende: La nueva Descartes chilena, 'existe, pero no piensa'”.

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