(Por Oscar Amigo Rivera)
En el año 1789 se desarrolló una de las revoluciones más sangrientas de la historia occidental, conocida como la revolución francesa. En dicha revolución existió un personaje mediático llamado Jean-Paul Marat, quién en su infinita disconformidad con el mundo de esos días y su insaciable deseo de ajusticiar a todo el mundo -especialmente a las clases más acomodadas- incentivaba al pueblo francés por medio de un periódico llamado "L´Ami du peuple", a mantener vivo el fuego de la revolución y a perseguir a todos los responsables de los fracasos de la gente -siempre culpa de otros por supuesto y nunca propio-. Aquel personaje revolucionario falleció en el año 1793, pero su espíritu sigue rondando en el mundo moderno, especialmente en nuestro país, a través de múltiples "voceros del pueblo" y los más diversos "justicieros" que vienen a salvarnos de las garras del sistema "neoliberal".
El día sábado se publicó en un medio de comunicación nacional una columna cuyo contenido hace alusión al retiro anticipado del 10% de los fondos previsionales, calificando tal acontecimiento como una especie de conquista alcanzada por un pueblo virtuoso y "realista" cansado de "promesas rotas". El autor de dicha columna también aprovechó el momento -era que no- para entregarle al pueblo los nombres de quienes se habían opuesto al proyecto de retiro anticipado, partiendo por un par de economistas, un ministro y los infaltables empresarios, culpables por supuesto de todos los males de nuestro país y emblemas de un sistema abusivo y explotador.
Esta actitud me recordó inmediatamente a lo acontecido en "L´Ami du peuple" donde Jean-Paul Marat se encargaba de entregarle al pueblo francés los nombres de los contrarrevolucionarios, para que estos fueran perseguidos y guillotinados por la masa sin atender razón alguna de su disidencia, por más lógica y técnica que fuera. La columna también hace referencia a un supuesto fracaso del sistema previsional, pese a existir estudios que demuestran que la rentabilidad obtenida por las AFP es un hecho ostensible, y que el dinero siempre ha permanecido ahí, sin perjuicio de los bajos montos que recibe la gente. Esto último quizás se deba a otras razones, como por ejemplo el bajo porcentaje de las cotizaciones, lagunas previsionales, la mayor expectativa de vida en nuestra población y la inoperancia de la clase política para resolver el problema, pero en ningún caso al eslogan simplista de un supuesto fracaso, o más aún, de un supuesto robo como mencionan algunos. Además, la idea de que los fondos puedan ser reinvertidos para alcanzar una rentabilidad mayor es notable, ya que como leí alguna vez en un manual de economía básico, "el dinero es como el agua, si circula produce vida, si se estanca se pudre".
Así las cosas, la pregunta que surge de inmediato es, ¿por qué tanto odio al sistema? Y la respuesta parece ser clara; simplemente porque el debate en torno a las pensiones se transformó en algo puramente ideológico y dejó de ser técnico. Ya no se trata de buscar soluciones para mejorar las pensiones de la gente, sino que se trata de derribar el modelo de desarrollo que llevó a Chile a superar en más de un 40% la pobreza, y pasar de ser el segundo país más pobre de Latinoamérica a ser el país con el mayor PIB per-cápita de la región. A lo anterior se le suma la principal reticencia que genera el sistema de pensiones en prácticamente todo el sector autodenominado "progresista", esto es, que tal sistema es administrado por privados, lo cual les causa ulceras, ya que se escapa de las manos gloriosas y angelicales del Estado, siempre tan eficiente en resolver problemas de índole financiera, como lo vemos claramente en TVN, Codelco, ENAP, Transantiago, etc.
En fin, espero que nuestro país pueda levantarse de esta crisis sanitaria y política lo antes posible, para lo cual necesitaremos de la colaboración de todos los sectores del país, principalmente los emprendedores o empresarios, que son los llamados a generar la riqueza y los empleos en una sociedad, y que en el último tiempo han sido gratuitamente atacados por el nuevo justiciero del pueblo, el reencarnado Jean-Paul Matamala. Que la suerte nos libre de su látigo justiciero.
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