(Por Gloria Toro)
Después de los Estados Unidos, China es hoy el gran contribuyente al presupuesto de Naciones Unidas. Dados los lazos de dependencia de Etiopía con los chinos, la dictadura de ese país avaló al candidato etíope para la dirección ejecutiva de la OMS, hasta el punto que el entonces presidente de China, Ju Jintao, se involucró personalmente en su elección.
El candidato africano, Tedros Adhanom Ghebreyesus no reunía las condiciones académicas (no es médico: estudió filosofía) y fueron múltiples los cuestionamientos desde la oposición y organismos de DDHH de la envergadura de HRW, por su pésimo desempeño en las pandemias de cólera y VIH que diezmaron a miles de etíopes. Pero eso no fue tema para China.
Las decisiones tomadas por el director general de la OMS desde que se desencadenó la pandemia, dejan en evidencia su total dependencia de China.
Sus desaciertos, falacias, declaraciones confusas, así como sus elogios al presidente Xi Jinping, dan cuenta de ello.
Una investigación realizada por el diario South Morning China Post, de Hong Kong, afirma que el primer caso de coronavirus en Wuhan se remonta al 17 de noviembre. Funcionarios taiwaneses alertaron a la OMS a finales de diciembre del contagio de persona a persona, pero fueron ignorados. Obvio: los denunciantes son "enemigos de China".
En diciembre de 2019 varios laboratorios chinos identificaron al nuevo virus altamente contagioso de persona a persona, pero la dictadura china impidió que los científicos alertaran al mundo, para tomar las medidas necesarias para frenar la propagación. Incluso ordenó destruir las muestras de laboratorio, y los científicos que desafiaron al régimen o están desaparecidos o fueron encarcelados.
Desde que China informó al mundo de la aparición de una serie de casos de neumonía de origen desconocido en la ciudad de Wuhan, la OMS repitió sin cuestionar todas las consignas de la dictadura de ese país. El 10 de enero emitió un comunicado en contra de las restricciones a los viajes internacionales. El 14 de enero transmitió un mensaje mundial desinformando y diciendo que no había evidencia de transmisión de persona a persona del coronavirus. El 23 de enero, según denuncias del Wall Street Journal, salieron de Wuhan hacia Europa, Australia y EEUU, cinco millones de personas sin ser examinadas.
En un comunicado publicado el 27 de enero, la OMS reconoció un "error de formulación" y cambió el nivel de riesgo por coronavirus a escala mundial de "moderado" a "alto".
Pese a haber sido notificado a mediados de diciembre, el director de la OMS apenas visitó a China el 28 de enero, cuando se reunió con el presidente Xi Jinping. Posteriormente emitió un comunicado hablando del “compromiso y la transparencia mostrados por China”. Aunque la dictadura se comprometió a compartir los datos y permitir el ingreso de un equipo de expertos internacionales, la OMS tardó dos semanas en obtener el visto bueno de China.
Cuando el director de la OMS regresó a Ginebra el comité de emergencia volvió a reunirse. El 30 de enero la OMS aceptó declarar la emergencia y reconoció la existencia de la transmisión de persona a persona del virus, hecho que días antes había sido negado. Apenas el 11 de marzo catalogó oficialmente al coronavirus como una pandemia.
Veamos declaraciones del director de la OMS avalando a la dictadura china en el manejo de la pandemia: “Ya habríamos visto muchos más casos fuera de China, y probablemente muertes, si no fuera por los esfuerzos del Gobierno y el progreso que han hecho para proteger a su propia gente y a la gente del mundo”.
También aseguró que declarar una emergencia internacional no significa un voto en contra de China. Muy por el contrario, agradeció a las autoridades de ese país. “Como saben, estaba en China hace solo unos días, donde me reuní con el Presidente Xi Jinping. No tengo absolutamente ninguna duda sobre el compromiso de China con la transparencia y la protección de los pueblos del mundo”
Según un informe de la Universidad de Southampton el número de casos de coronavirus en China podría haberse reducido en un 86% si las primeras medidas, que se tomaron el 20 de enero, previniendo y aislando a los infectados, se hubieran implementado dos semanas antes y su extensión geográfica se habría limitado
El manejo en la información siempre ha sido errático y contradictorio. Aunque no aconsejó explícitamente las cuarentenas prolongadas, en conferencia de prensa sobre el Covid 19 que dio el 18 de marzo, el director de la OMS dijo que “para suprimir y controlar epidemias, los países deben aislar, hacer exámenes, tratar y trazar”.
Muchos países sometieron a sus ciudadanos a cuarentenas prolongadas que causaron daños irreversibles a la salud de millones de personas y destruyeron la economía. Solo el 9 de octubre del 2020, el delegado especial de la OMS para el covid-19, el doctor David Nabarro, declaró lo siguiente: ‘En la OMS no proponemos cuarentenas como medio principal para controlar el virus. La única ocasión en que creemos es justificable es para comprar tiempo para reorganizar, reagrupar y rebalancear los recursos… pero esencialmente no lo haríamos… apelamos a todos los líderes globales para que dejen de utilizar cuarentenas como formas de control y desarrollen mejores sistemas para lidiar con esto… las cuarentenas tienen una consecuencia que no puede minimizarse, que es hacer a la gente pobre muchísimo más pobre’.
También ha habido declaraciones contradictorias sobre el uso de mascarillas, y sobre la posibilidad de los contagiados asintomáticos de contagiar o no. También sobre la letalidad del virus. Y lo más lamentable, es que los gobiernos de tantos países se sometieron ciegamente a las instrucciones de un organismo capturado por China y por los intereses económicos de empresas dueñas de grandes laboratorios.
Tal como reclaman eminencias mundiales en inmunología, “el fracaso frente a la pandemia se debe a que los países han hecho caso a burócratas, no a expertos”. En el caso del director de la OMS, demás de su legado sangriento, Tedros Adhanom Ghebreyesus no tiene formación como médico clínico, es doctor en filosofía”.
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