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El 8M, desde la perspectiva de un hombre

Por Carlos Alberto Andrews

Me pidieron que escribiera una columna sobre el 8M, el día internacional de la mujer. Lo primero que vino a mi mente fue: ¿Por qué me lo piden a mí si soy un hombre? Posteriormente, me pregunté: ¿Por qué debería tener miedo de hablar sobre las mujeres?


Después de hacerme esas dos preguntas, me di cuenta de que, durante años, algunos grupos mal llamados feministas han introducido la idea en la sociedad de que solo las mujeres pueden hablar sobre las mujeres. Estos grupos han atacado de forma muy agresiva a aquellos hombres que plantean una opinión, lo que ha generado un ambiente en el que muchos hombres prefieren guardar silencio. Cabe destacar que el feminismo busca generar condiciones de igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, las actitudes que hemos visto en muchas de estas agrupaciones son más parecidas al hembrismo, que sienten desprecio hacia los hombres y basan sus comentarios en el macho opresor, el patriarcado o el macho violador.


Personalmente, como hijo, marido y padre de mujeres, es inevitable tener una opinión sobre ellas. No puedo ser indiferente ante el amor incondicional que una madre entrega a su hijo, la dedicación y postergación en muchos de sus proyectos para criar, educar y guiar. Como marido, hemos formado una gran dupla para superar cada obstáculo que se presenta en la vida de pareja o matrimonio, basándonos en el amor y el respeto para construir un proyecto común, nuestra familia, la cual es nuestro principal orgullo. Como padre, ver a esa criatura que estuvo en mis brazos al momento de nacer y guiarla mientras se desarrolla, para que sea una gran mujer, tal como lo fueron su madre y abuela, es algo que me llena de satisfacción. Quiero que luche por sus sueños, que se esfuerce y haga valer sus derechos, pero siempre primando algunos de los valores más importantes: el esfuerzo, el trabajo honesto y el respeto.


Hoy se celebra el día internacional de la mujer, no de aquellos grupos que creen representar a todas y hacen del odio al hombre su bandera de lucha, donde por ideología buscan instalar una inexistente división. Este es el día para conmemorar a aquellas mujeres que no utilizan su condición como herramienta de victimización o ascenso a puestos de poder, a aquellas mujeres que luchan por sacar adelante a sus familias, aquellas mujeres que, producto del esfuerzo, han logrado ser un ejemplo para la sociedad y especialmente a aquellas mujeres que con valentía dijeron “Convención culiá”, algo que muchos pensábamos, pero no teníamos el valor para decirlo.


Este es el día para recordar que en el mundo, en pleno siglo XXI, existen mujeres víctimas de gobiernos totalitarios, donde se les han privado de casi todos sus derechos, como es el caso de Afganistán, y aquellas mujeres que arriesgan sus vidas en guerras para defender su patria, como es el caso de Ucrania. También están aquellas mujeres que viven en la pobreza extrema producto de dictaduras, como es el caso de Corea del Norte, Venezuela y Cuba. Este es el día para solidarizarse y alzar la voz por aquellas mujeres que son víctimas del abuso y la vulneración de sus derechos, especialmente aquellas mujeres que en el pasado hicieron historia, mostrando que no existen límites y hoy son fuente de inspiración, por lo cual serán eternamente recordadas. A ellas se suman aquellas mujeres mártires de carabineros, bomberos y miembros de las Fuerzas Armadas, quienes entregaron su vida para proteger la nuestra.


He leído que algunos grupos de mujeres llaman a no regalar flores ni chocolates. Sin embargo, considero que este día es más que un simple regalo, es un momento para valorarlas y entender que hombres y mujeres juntos somos un complemento que ha prevalecido durante miles de años. Unidos, trabajando en equipo y con respeto, podemos formar una sociedad de la cual sintamos orgullo, manteniendo a la familia como base de esta. Personalmente, le regalaré flores y chocolates a mi señora porque le encantan. Pero cada uno es libre de regalar o hacer lo que considere adecuado conforme a sus gustos. Recomiendo que siempre vaya acompañado de algunas palabras sobre lo importante que son, cuánto las valoramos y necesitamos, porque como dice la frase: "el poder de un hombre está en el tamaño de la sonrisa que lleva la mujer que sostiene su mano".



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