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COVID19: El enfoque tiene que cambiar (parte 2)

(Por Sebastián Arbulo | Profesor de Educación Física)


Efectivamente seguir mirando y tratando la pandemia con la misma lupa que hace 1 año, no es sólo un error conceptual (ya que todo proceso natural siempre va a variar y evolucionar) si no que también estratégico. El hecho que haya pasado un año permite recorrer todas las estaciones climáticas y socio económicas de un año, por lo que permite probar todos los escenarios. Si se probó la misma estrategia en todos los escenarios climáticos y sociales que ofrece un año, y no se logró el objetivo planteado, ¿por qué seguir utilizando la misma estrategia? No tiene sentido alguno.


No solo está demostrado por lo últimos trabajos científicos que las cuarentenas y medidas de “protección” no farmacológicas no tienen el efecto deseado (1) (2), si no que se ha enfocado el término de esta crisis sanitaria de la mano de una terapia experimental que forzosamente la llaman “vacuna”. Chile ha sido de los países que rápidamente tomó la delantera en cuanto a campaña de vacunación, teniendo la mayor tasa de vacunados (3). Las promesas eran claras, “la vacuna será el principio del fin de la pandemia”. Sin embargo, como está pasando en muchos otros países (4) (5) (6), en Chile se está dando el fenómeno de que a medida avanzó la campaña de vacunación, también lo hicieron los casos detectados (7) y la curva de mortalidad (8). De parte del gobierno y el Ministerio de Salud se ha culpado del incremento de estas cifras a las personas, que según ellos, han relajado las medidas de protección, o que es porque hubo muchos que se salieron de vacaciones por el país o fuera de este (9). Incluso se ha culpado a las nuevas cepas del virus, sin siquiera haber pruebas científicas contundentes de que estas supuestas cepas, sean más letales que el virus original. Sin embargo, la graficación de este fenómeno muestra una fuerte correlación

(tendiendo a causalidad) y en países que se encuentran en diferentes estaciones del año, por lo que culpar a que es invierno o verano, no es respuesta contundente. Aún más, no tendría sentido alguno que en Chile, la curva empezó a aumentar a mediados de Febrero, mitad de verano, algo totalmente improbable debido al comportamiento estacional que mostró el virus el año pasado (8) (10). El único evento diferenciador que en esta etapa del año en comparación al pasado, es la campaña de vacunación.


Para los que aún no están enterados, hay dos problemas con esta campaña de vacunación:


1.- Lamentablemente, la historia de las vacunas es muy diferente a la que nos han hecho creer. Las vacunas no llegaron a aplacar ninguna curva de mortalidad de las enfermedades que pretenden tratar; aparecieron al final del descenso de estas curvas, llevándose el crédito de un fenómeno que disminuyó debido a la mejora de las condiciones higiénicas (11) (12). Incluso en Chile se ve como el 2018 y 2019 se dieron las campañas de vacunación más grandes de la historia del país (13) (14), y las curvas de mortalidad por virus respiratorios y de influenza, no sufrieron ninguna variación estadística, si no que mantuvieron su tendencia a incrementar (8).


2.- Estos modelos de vacunas que se están usando para combatir el virus, son los mismos que se probaron para intentar combatir el SARS y MERS hace años atrás. No se comercializaron porque no alcanzaron a pasar las fases de testeo en animales, donde se vio que se producía una reacción llamada ADE, donde el sistema inmune se sensibiliza a tal punto, que cuando los animales inoculados eran expuestos al virus de manera normal, y morían producto de una enfermedad mucho más agresiva de lo que hubiera sido enfermarse de manera natural (15) (16) (17). Sin mencionar el hecho de que las vacunas producidas con ARN mensajero, son tecnologías nunca probadas en seres humanos, pero que se construyeron con tecnología de recombinación genética que ha probado producir mutaciones fuera del objetivo (18).